El culto jacobeo tiene en el Camino Portugués un referente esencial para comprender la dimensión internacional del fenómeno de las peregrinaciones. Su origen se remonta a la Edad Media, con el descubrimiento de los restos del Apóstol en el año 813. La ruta se consolidó tras la independencia de Portugal, a mediados del siglo XII. Desde entonces, el fluir de peregrinos hacia el norte de la península fue estableciendo lazos espirituales, económicos y culturales que superan las fronteras políticas y, a día de hoy, el Camino Portugués es el segundo en importancia en cuanto a número de peregrinos.
Lisboa, Porto, Valença o Tui. Los puntos de inicio del Camino son variados, como también lo son las vías de peregrinación de la red jacobea lusa. Bien sea por la costa bien por el interior, lo cierto es que Rois figura como lugar de paso obligado de unos itinerarios que confluyen en la parte final del trazado.
El tramo del Camino Portugués que pasa por el ayuntamiento de Rois fue modificado por la Xunta de Galicia en 2019 para mejorar la seguridad y evitar la circulación de los peregrinos y peregrinas por la N -550. De este modo, la nueva variante transcurre por un sendero tranquilo que atraviesa un pinar entre el Sisto y la aldea de Angueira de Castro para luego continuar hacia el pazo do Faramello, en un trayecto más natural y tranquilo que al lado de una carretera nacional.
Y justamente aquí, en Angueira de Castro, la ruta discurre al pie de castro Lupario, un yacimiento situado a medio camino entre Rois y Brión que nos rememora la leyenda de la Reina Lupa y el mito jacobeo del traslado del Apóstol a tierras de Santiago. La descripción más antigua que se conoce es la de M. Castellá Ferrer en 1610 y recogida por el historiador Clodio González Pérez:
Residía Lupa en un castillo, y Fortaleza suya, rodeado de gruesa murallas, que aun tiene doce piez de ancho en algunas partes, dentro de la qual ay tanta capacidad, que cabe un escuadrón de quatro mil hombres, y más: aun ay oy día grandes pedaços della, en partes tiene altor de una pica (q. quiera Dios conservar estas memorias para honor de su Apóstol). Tenía el Castillo en medio desta plaça, cuyos cimientos se ven ora, y desde la entrada de la primera muralla se y va a el por una calle estrecha de ocho pies de ancho, hecha de uno, y otro lado con gruessa muralla […]
Gonzalez Pérez, Clodio (2016, pax. 37)
‘Brión: Historia, economía, cultura, arte’
Edita Deputación da Coruña
En la explicación que se da del traslado del cuerpo del Apóstol desde Palestina a Santiago de Compostela se elaboran relatos justificativos y engrandecedores de su proeza, como los relacionados con la figura mítica de la Reina Lupa. Así, en el libro III, capítulo I del Códice Calixtino, aparece citada Lupa:
Emprendida, pois, a marcha cara Oriente, levan o sagrado féretro a un pequeno campo de certa señora chamada Lupa, que estaba a unhas cinco millas da cidade, e déixano alí. Preguntan quen era o dono daquel terreo e coñéceno grazas ás indicacións duns nativos e procuran atopar á que buscaban. Van, por último, ó encontro da muller a falar con ela, e contándolle o asunto como sucedera, pídenlle que lles conceda un pequeno templo onde tiña instalado un ídolo para adoralo, e que era moi visitado polos crentes da absurda xentilidade.
E aquela, nacida de nobilísima liñaxe, e viúva por intervención da sorte suprema, que entrega sacrilegamente á superstición, e non esquecendo a súa nobreza, re-nunciara ao matrimonio con aqueles que a pretendían para que como unha prostituta non manchase o seu primeiro tálamo marital. E tomando en consideración as súas palabras e a súa petición, antes de dar resposta, medita no profundo do seu corazón de que modo os entregará a unha morte cruel, e contéstalles por último cruelmente con engano: “Ide, dixo; buscade ó rei que vive en Dugio, e pedídelle un lugar para poñer a sepultura do voso morto”.
Balboa Salgado, A. (2005, pax. 24-25)
‘A Raíña Lupa. As orixes pagás de Santiago’
Editorial Lóstrego